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"Siendo el caso que vos, Galileo, hijo de Vincenzo Galilei, un florentino, de 70 años de edad, fue denunciado ante este Santo Oficio en 1615:
"Que sostuvo como cierta la falsa doctrina de que el sol es el centro del universo e inmóvil, y que la Tierra se mueve, y con un movimiento diario. Que sobre esto mantuviese correspondencia con matemáticos alemanes…
"Ordenamos que por edicto público el libro de Diálogos de Galileo Galilei sea prohibido, y condenamos a su persona a prisión de este Santo Oficio mientras sea Nuestra voluntad; y como penitencia deberá recitar por espacio de tres años, una vez a la semana, los Siete Salmos Penitenciales, reservándonos la facultad de cambiar, moderar, o eliminar cualquiera de las antes mencionadas penas y penalidades.
"Pronunciamos, declaramos, ordenamos, condenamos y reservamos por derecho esta u otras medidas.
Ita pronunciamus nos Cardinalis infrascripti.
F. Cardinalis de Asculo.
G. Cardinalis Bentivolius
D. Cardinalis de Cremona.
A. Cardinalis S. Honuphri.
B. Cardinalis Gypsius.
F. Cardinalis Verospius.
M. Cardinalis Ginettus
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Yo, Galileo Galilei, hijo de Vincenzio Galilei de Florencia, con 70 años de edad, llamado ante este tribunal, y arrodillado ante Uds., Eminentes Reverendos Cardenales, Inquisidores de la republica Cristiana ante la depravación de la herejía, ante mis ojos lo más Santos Magistrados, y tendiendo a ellos mis manos; juro que siempre he creído, y creo ahora, y con ayuda de Dios creeré en el futuro todo lo que la Santa Católica y Apostólica Iglesia sostiene, predica y enseña.
Y dado que, después de haber sido llamado por este Santo Oficio a abandonar enteramente la falsa opinión de que el sol es el centro del universo y que es inmóvil, y que la tierra no es el centro del mismo y se mueve, así como tampoco sostener, defender ni enseñar de manera alguna, ni oralmente ni en escritura, la mencionada falsa doctrina; y después de haber recibido una notificación de que dicha doctrina es contraria a las Sagradas Escrituras, yo escribí e hice imprimir un libro en el cual hice mención de la ya condenada doctrina, y argumenté a su favor, sin llegar a solución alguna:
He sido juzgado sospechoso grave de herejía, esto es, de haber mantenido y creído que el sol es el centro del universo e inmóvil, y que la Tierra no es el centro del mismo, y sí se mueve.
También juro prometo adoptar y observar las penas que han sido o me sean impuestas. Y si contrario cualquiera de estas dichas promesas, o palabras dadas, (¡que Dios me perdone!) yo me entrego a las penas y penalidades que por los Sagrados Cánones y otros Decretos son impuestos y promulgados contra los ofensores. Ayúdenme Dios y los Santos Magistrados, que ahora toco con mis propias manos.
Yo, Galileo Galilei, he abjurado, jurado y prometido, y apegándome a lo dicho, y tomándolo como verdad, con mi propia mano entrego el presente sumario de mi abjuración, que he recitado palabra por palabra.
En Roma, en el Convento della minerva, el décimo segundo día de junio, 1633.
Yo, Galileo Galilei, abjuro, de mi propia mano
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